Queridos hermanos y hermanas ¡Feliz Navidad!
“… les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo, el Salvador, el Mesías, el Señor ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David” Lucas 2: 10-11
La promesa se ha cumplido no sólo en Israel, más de dos mil años atrás, sino también hoy, en nuestra familia, en nuestra vida, en nuestro corazón.
Nace el Dios humanado para nosotros, su meta es hacernos hijos del Padre, como Él, y hermanos muy queridos.
La Navidad nos acerca pues, la gran posibilidad del encuentro, sin importar las circunstancias que estamos atravesando, de sentirnos profundamente unidos, unos a otros y con Dios.
La buena noticia es para todos. Dios ha querido así expresar su mensaje vivo, destinado a iluminar a toda la condición humana.
Los pastores dispersos en los montes como los sabios de Oriente o “Reyes Magos”, provenientes de diversas latitudes, recibieron la señal luminosa y se encaminaron al encuentro del niño más famoso del universo, mientras Herodes se quedaba, anclado a su temor y cálculo político, planeando la muerte.
Los dueños de hospedajes se perdían al mismo Dios por no hacerle lugar y muchas puertas se cerraban para no dar paso a esta madre grávida y a este padre angustiado por la inminencia del parto.
Ayer como hoy, no hay lugar para Dios. Este Dios que venía para todos.
El recuerdo de la Navidad, como un hecho histórico, ha quedado para siempre en la mayoría de las culturas de la tierra, ennobleciéndola y dándole más vida.
Ese homenaje es la persona misma de Cristo, el SEÑOR.
No se trata de un slogan felizmente hallado por un publicista, ni siquiera la creación de una mente iluminada. Es el Hijo de Dios, el que ha venido a ponerle el hombro a nuestro mundo para hacerlo más humano y, en consecuencia, más capaz de buscar a Dios.
Los abrazo con el corazón y bendigo sus vidas, mientras adoro con Uds. a Jesús, el Señor, nacido para nosotros en Belén.
Daniel Bustamante, pastor de la IBC – Iglesia para todos.