Hijos con acceso al pan diario (La oración)
Uno de los privilegios del Reino, es sin duda la oración. Ese pan diario que está allí todos los días, para cada uno ¿Pero nos hemos preguntado alguna vez ; cuánto hacemos por encontrarlo y comer de Él?
Es interesante conocer el origen de la palabra Oración.
Que en el original hebreo nos da tres definiciones, tales como TEFILA : que es unión o fusión con Dios; servicio del corazón al escuchar.
Otra definición es PALA’L que nos habla de 3 conceptos bien diferentes, que mayormente son confundidos. oración, intercesión y rogar en proclamación o a viva voz. También dentro de su significado, es hablar cara a cara con la autoridad, aprender o enseñar.
Y por último tenemos L’HITPALEL que de refiere al acto de orar, como autoevaluarse uno mismo, autodisernimiento de las intenciones del corazón, retrotraerse de la propia verdad para conocer la de El.
A lo largo de los evangelios, podemos ver la imperiosa necesidad del Señor Jesús; de apartarse solo para buscar su pan diario.
Esa necesidad de escuchar, de conocer la instrucción que revelaba la voluntad del Padre para El; que lo sostendría firme ese día también. Voluntad que el mismo buscó, entendió y estableció por encima de su voluntad en su parte cien por ciento humana. (Fil 2:6)
Para dar a conocer el Reino de los cielos y el carácter de la verdad establecida , desde antes de la fundación del mundo por El Padre Celestial.
Ese Dios eterno que conoce el fin desde el principio, que no cambia y que sigue anhelando develarnos la riqueza de su paternidad; a fin de que podamos ir, a El como hijos amados y cedernos ante su majestad.
Y allí podamos conocer, la profundidad de los secretos de su corazón, (ya que ninguna cosa valiosa está en la superficie) sino reservado para los que le aman (1° Cor. 2:9) para que entremos ante su presencia, no como huérfanos, que quieren convencerlo de que sus planes y anhelos son mejores para si mismos. O con el concepto extremo de … bueno que sea lo que el quiera y listo. (y sin duda así será, su voluntad prevalece para siempre) pero en esa postura no hay responsabilidad de hacer la parte que nos toca, que es buscar, conocer y entender lo que su Santo Espíritu habla a nuestro corazón, y eso demanda de nosotros, honrarlo con nuestra búsqueda, obediencia y aceptación, siempre teniendo presente que El tiene planes de bien y no de mal, a fin de darnos una esperanza, porque sus pensamientos son más altos, sus caminos perfectos y su amor eterno.
Maru Salatino.
(Casada con Esteban Romano, tiene tres hijas de Bs. As.; vive en Comodoro Rivadavia. Miembro de la IBC.)

