¡Servir a Dios donde vivas!
Este llamado a la responsabilidad ciudadana dos mil seiscientos años atrás, sigue siendo válido en la actualidad.
Estamos llamados a trabajar para que prospere toda la comunidad, no solamente para nuestros propios intereses.
Igual que en la época de Jeremías, estamos lejos de ser perfectos. Incluso puede que estemos sufriendo las consecuencias de nuestra propia falta de fidelidad y corrupción.
Los constructores de casas, jardines, campesinos y trabajadores de todos los sectores, fueron convocados a trabajar por el bien de toda la sociedad en Babilonia en épocas del profeta.
La provisión de Dios es tan grandiosa que incluso, cuando las tierras eran confiscadas, las familias eran deportadas, los derechos vulnerados y la paz, puesta en peligro, tendrían suficiente para que ellos mismos prosperen y para bendecir a otros.
Esto será posible solamente si se depende de Dios; y de ahí la exhortación a orar y obrar.
Dios llama y capacita a su pueblo para servir en el contexto donde se vive.
La presencia de Dios no se encontraba solamente en Jerusalén o Judá, sino en la capital del enemigo: Babilonia.

