Celebremos la Reforma Protestante
“El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.”
1 Pedro 4:11
- Este año el 31 de Octubre, se cumplen 506 años de que Martín Lutero publicara sus críticas a la iglesia Católica en Alemania y se iniciara un movimiento protestante que cambió al mundo hasta el día de hoy, haciendo volver a la Iglesia a las sagradas enseñanzas de la Biblia.
Este movimiento cultural, religioso y social de la Europa del siglo XVI rompió el yugo de la iglesia medieval permitiendo el acceso irrestricto a la lectura e interpretación de la Biblia y condujo al desarrollo de las naciones-estado modernas.
Es uno de los acontecimiento más visibilizados de la historia de Occidente.
Esta reforma es digna de celebrar aún en nuestros tiempos, pues por ella aprendimos a valorar la Palabra de Dios y todo lo relacionado con llevarla a la práctica; enseñándonos a poner en acción de manera diaria los mandamientos bíblicos.
Cuando vamos al corazón de la Reforma Protestante encontramos que el deseo de hombres como Martín Lutero, Ulrico Zwinglio y Juan Calvino, era que la Palabra de Dios, enseñada adecuadamente normara la vida de cada creyente.
Celebramos este acontecimiento porque creemos que su intención era crear una reforma para toda la vida, tal cual la hizo Cristo Jesús, impactando al mundo y a millones de personas de todas las culturas.
Cada tesis publicada por Lutero se constituyó en una reforma que involucraba un cambio interno.
La Reforma nos vuelve a la Palabra de Dios, nos acerca a Su señorío mostrándonos su importancia.
Nos enseña a que nuestra salvación es por medio de Jesucristo como un regalo por Su gracia para todo el que creyera.
¡La Reforma es una parte trascendental de nuestra historia cristiana! Por eso celebremos y demos gracias por cada tesis, las cuales son dignas de mencionar, en su resumen:
«Solo la Escritura» (2 Timoteo 3:16) La Biblia es la autoridad de Dios y es lo que norma la vida del cristiano. No existe ni existirá nada más.
«Solo Cristo» (Hechos 4:12) Solo en Cristo está nuestra salvación. No hay “mediadores” entre Dios y nosotros, solo por Cristo obtenemos el perdón de nuestros pecados.
«Solo por gracia» (Efesios 2:8) Por ser pecadores no merecemos la salvación, sin embargo, Dios nos la ha regalado por medio del gran sacrificio de Cristo en la Cruz.
«Solo por fe» (Romanos 3:28) Solamente somos salvos por la fe puesta en Jesucristo quien derramó Su sangre por nosotros. Nuestras obras no nos salvan.
«Solo a Dios la gloria» (Efesios 1:4-6) El propósito de Dios para con la humanidad es que le glorifiquemos, hallando gran gozo en Él a través de Jesucristo. Y reconociendo Su excelencia y perfección.
Daniel Bustamante, pastor de la IBC – Iglesia para todos.

